“Lo mejor que hizo la Policía fue destruir esa gruta; ahí se escondían los delincuentes y salían para emboscar a los motociclistas desprevenidos y a los peatones”, explicó Claudia Romero, vecina del barrio Las Piedritas, que limita con la autopista al sur de la capital, donde el martes un asaltante asesinó a un policía que circulaba en moto. “Vivimos en una zona roja por culpa de esta gente; siempre son los mismos”, añadió la vecina.
El martes a las 19 el suboficial Ramón Sánchez, que trabajaba en la comisaría de San Andrés, regresaba a su casa por la autopista cuando un delincuente lo derribó de la moto para asaltarlo. Aparentemente, al descubrir que la víctima era un policía, el ladrón lo acribilló. Por el crimen fue aprehendido Edgar Villafañe, quien vive en ese barrio.
Peligro latente
“Hace poco fuimos noticia también porque hubo un accidente de tránsito y esos inadaptados patotearon al conductor, que era un jubilado ¡Casi lo matan!”, recordó María Marta Lizárraga., quien agregó que “lo que le pasó a este chico es de todos los días, cuando pasa una moto sola salen en grupo y la derriban. A los autos les tiran piedras o les ponen obstáculos para ver si frenan y los pueden asaltar”.
En ese sentido, recordó otro caso reciente en el cual, en uno de los puentes de acceso a la capital, unos ladrones provocaron un mortal accidente al arrojar un neumático sobre la calzada, eso provocó que un auto perdiera el control, rompiera el guardarail y cayera del puente: un matrimonio murió y su hijo de tres años estuvo grave en el hospital de niños hasta que pudo recuperarse.
El lugar donde fue asesinado Sánchez es uno de los principales accesos a la capital.
Los vecinos renegaron por la falta de iluminación. “Esto es lamentable, en esta parte hicieron la obra de iluminación pero uno por uno fueron robando los faros o rompiéndolos. Vivimos en una boca de lobo”, le dijo Víctor Reynoso a LA GACETA.
De hecho, al momento en que nuestro diario y las cámaras de algunos canales de televisión llegaban al lugar, también apareció una camioneta de EDET. De ese vehículo descendió un empleado que comenzó algunas reparaciones en un poste cercano a una cancha de fútbol barrial.
Al ser uno de los accesos a la ciudad, la zona tendrá mucha circulación en las próximas semanas debido a las vacaciones de invierno, pero los vecinos renegaron de que el lugar está muy descuidado. “Lamentablemente faltan muchas cosas, y lo peor es que lo poco que se hace no dura mucho por culpa de la droga y la delincuencia”, sentenció Romero.
“Más de una vez las cosas terminaron mal en la cancha. Van a jugar, se emborrachan y a veces terminan a las piñas. Varias veces se escucharon tiros y en el medio de todo hay chicos corriendo. Los vecinos llaman a la Policía y se vuelven peleas campales hasta que sofocan las agresiones y aprehenden a algunos”, explicó Lizárraga, que además lamentó que "la Policía muchas veces no mide consecuencias y castiga a vecinos que no tienen nada que ver con esos pleitos”.
En el barrio Las Piedritas también recordaron otro episodio, en el cual también estaría implicado Edgar Villafañe. Un grupo le arrojó una piedra a un policía y lo lesionó, lo redujeron y le robaron su arma reglamentaria. La víctima perdió un ojo por la pedrada.